Sentido y sensibilidad. Idea número 1
Cuantas veces Juan me dijo 'te quiero' mientras su mano se posaba en la mía y juraba que nunca se alejaría de mí.
Cuantos momentos en los que me abrazaba y besaba mi boca, mi cuello, mis manos y mi tripa donde más tiempo se recreaba. Allí arrodillado pronunciaba el nombre del que sería nuestro hijo. Entonces cogía crema Nivea y con el dedo me dibujaba un corazón alrededor del ombligo.
Cuantas imágenes, en mi mente, imborrables. Cuantos lugares llenos de su magia. Porque lo que desprendía Juan era poderoso y mágico. La felicidad a su lado era plena y resistir las embestidas de la vida era tan fácil.
Cuanto lucharía Juan por llegar a conocer la cara de la suma de los dos. Lo consiguió pero no resistió el último brote.
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Y aquí me encuentro en estos momentos: abrazada a un bebé que no cesa de llorar.
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