Estela. Capítulo 20. Regreso a Arcadia
Estela y Candela se pusieron cómodas y juntas prepararon unas ensaladas para cenar. Jugaron un poco hasta que Candela le pidió lavarse los dientes y que la llevara a la cama. En su preciosa habitación se tumbaron sobre la cama y allí le leyó su cuento preferido "El mago de Oz".
Cuando Candela se durmió, Estela se levantó a revisar el móvil para ver si tenía algún mensaje de Sergio. Eran las diez y media. No había recibido ningún mensaje suyo. Estela estaba preocupada y no entendía nada, bueno si, que avisara a Sergio era algo normal ellos habían mantenido la amistad por más tiempo en Arcadia pero que hubiera intentado suicidarse le parecía una locura. Su amiga Inés, su más íntima amiga en el tiempo. No lo entendía. Desde luego no podía ser otra cosa que una llamada de atención. No podía querer morir...
Caminó por la casa, silenciosa, hasta llegar a la habitación de Sergio. Necesitaba sentir su olor. Abrió el armario y olió sus camisas. Un escalofrío recorrió su piel. Se sintió segura pero a la vez Estela pensaba que no era posible que estuviera sintiendo tanto en tan pocos días. El amor de su adolescencia la había besado dos veces y de qué forma... salvajemente, de forma asfixiantemente sexual y se moría de ganas de tenerlo cerca.
#RegresoaArcadia #nessamontanes #EstelaySergio #capítulo20 #continuará
Cuando Candela se durmió, Estela se levantó a revisar el móvil para ver si tenía algún mensaje de Sergio. Eran las diez y media. No había recibido ningún mensaje suyo. Estela estaba preocupada y no entendía nada, bueno si, que avisara a Sergio era algo normal ellos habían mantenido la amistad por más tiempo en Arcadia pero que hubiera intentado suicidarse le parecía una locura. Su amiga Inés, su más íntima amiga en el tiempo. No lo entendía. Desde luego no podía ser otra cosa que una llamada de atención. No podía querer morir...
Caminó por la casa, silenciosa, hasta llegar a la habitación de Sergio. Necesitaba sentir su olor. Abrió el armario y olió sus camisas. Un escalofrío recorrió su piel. Se sintió segura pero a la vez Estela pensaba que no era posible que estuviera sintiendo tanto en tan pocos días. El amor de su adolescencia la había besado dos veces y de qué forma... salvajemente, de forma asfixiantemente sexual y se moría de ganas de tenerlo cerca.
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