La chispa de la vida. Capítulo diez.

Declinó cortésmente la invitación de Esteban y se fue a su casa. La triste casa que compartió con su ex. Súbitamente el recuerdo de momentos felices vividos empañó todo lo anterior. Comenzó a verse sobre la cama, desnuda, abrazada por el cuerpo también desnudo de él. Se vio en Las Vegas, donde reafirmaron los votos de casados veinticinco años después de su primera boda, está vez vestidos de Elvis y de Priscilla. También llorando mes tras mes al ver que no podía quedarse embarazada y al final el descubrimiento de una enfermedad que llevaba años latente, que despertó a raíz de un brote y la dejó con una cojera de por vida en la pierna derecha. Esto a ella la hacía pensar que era inferior a él, tan perfecto para sus cincuenta años.

Qué dura es la soledad cuando te haces mayor porque te acompaña más que cualquier ser humano, se decía Elieta entre lágrimas. Esto tiene que cambiar, debo ser feliz, se repetía. Pero seguía llorando.

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