La chispa de la vida. Capítulo 43.

Cuando volvió la madre de Adrián a la habitación, ya que había salido a hablar con los médicos, se chocó en el pasillo con una mujer que iba tan deprisa como corazón que lleva el diablo. No entendió tantas prisas en la vida ya que estas son malas consejeras. Pero allá ella.

Se encontró a su hijo sólo, en la misma posición en que lo había dejado, dormido, pero balbuceando un nombre sin parar: Elieta, Elieta, Elieta... Pensó que serían alucinaciones de la morfina.

Pobre, acababa de morir su prometida hacia unas horas, aunque él no lo sabía y estaba con una conmoción tremenda a pesar de no revertir gravedad.

La madre se sentó a su lado y se puso a llorar por dentro mirando en dirección a la ventana.

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