La chispa de la vida. Capítulo 31.

Era Pablo. Lo notó nervioso. Aunque en realidad se ponía más nerviosa ella cuando hablaba con él, esta vez ella notaba inquietud en su voz.
Durante un rato lo escuchó hablar atropelladamente, sólo entendió: "Ivana, accidente, hospital, ahora, ven..."

¿Por qué debería ir Elieta al hospital?. Al fin y al cabo ella no tenía nada ya que ver con él ni con su nueva pareja.

Comenzó a sentir corrientes en las piernas que subían hacían los brazos. Sólo rogaba que no fuera a darle un brote ahora.
¡Maldito Pablo, un día me vas a matar!. Blasfemó.
Y toda la felicidad que había sentido hace unas horas se fue por donde vino, con la lluvia...

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