La chispa de la vida. Capítulo 18.

Un nuevo día, sábado y sin planes. ¿Qué puede hacer una mujer de cuarenta y cinco años sola en Valencia en pleno mes de mayo?. Se respondió en voz alta: NADA.

Por la mañana salió a comprar verduras para su dieta e infusiones en varios comercios del barrio. Entre otras cosas también se puso a limpiar y a cocinar. Con esto ya cumplió el cupo matutino. Solamente como algo excepcional se sentó y escuchó música de su dúo favorito 2cellos. Alucinó, como siempre hacía, de lo virtuosos que eran para su juventud.

Por la tarde tuvo un pensamiento que la sorprendió gratamente, decidió ir a la protectora de animales. Quizás sí adoptara un perro estaría menos sola y se sentiría querida por alguien, que buena falta le hacía.
Se vistió y salió a la calle decidida.
Llevaba caminando cinco minutos cuando empezó a chispear. Se le pasó por la cabeza volver a casa pero pensó que no iría a más, que sería sólo una pequeña tormenta de primavera. Gran error... De repente parecía por confabulación de los astros que el gran diluvio estaba cayendo.
Se habría empapado toda de arriba a abajo sino llega a ser por el joven del paraguas rojo...

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