La chispa de la vida. Capítulo 17.

Pablo y Elieta fueron un matrimonio modélico y envidiable los primeros diez años de matrimonio. Los siguientes diez años y al no tener descendencia Pablo comenzó a sacar su personalidad de antaño. Salía a deshoras y vivía sin respetar los horarios. Elieta se sentía frustrada pero todavía tenía su trabajo con el cual se sentía realizada.
El día que Pablo decidió irse de casa, ella cumplía cuarenta y dos años, ni siquiera lo tuvo en consideración. Cogió una maleta con su ropa, le dijo adiós y ya se pondrá en contacto contigo mi abogado. Al menos tuvo el detalle de no humillarla más insultándola. Ya llegaría el momento de enterarse de que tenía una amante, de la edad de la misma y de sentirse una mierda.
Vendrían después un año y medio de baja hasta conseguir la incapacidad por su enfermedad y otro año medio, con la ayuda psicológica de Esteban y sus nuevas tecnologías, para salir adelante, aún sintiéndose capaz de recaer en cualquier momento.

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