Tengo una madre muy multifacética y
equilibrada. Es una madre esponja, que llora y ríe conmigo, pero a la vez una roca,
porque con su optimismo y consejos siempre me guía y levanta el ánimo. Es una madre amiga, con la que comparto como si fuéramos hermanas, pero
sin perder de vista su papel como madre. Es una madre helicóptero, que se
comporta como si tuviera un radar localizar de alto alcance. Nada se le
escapa, pero siempre respetando mi privacidad. Así es mi madre. Maravillosa, especial, única. Mi mayor ejemplo, mi heroína, y la mujer en la que me gustaría convertirme.
Ahora que yo soy madre dejo en las manos de mis hijas, Karla y Érika, el que en un futuro ellas digan si las enseñanzas recibidas han sido bien aplicadas.