Reflexión quizás tóxica

Algo que nos suele ocurrir a las personas sensibles es que nos dejamos influenciar por aquellas personas de carácter más fuerte y eso a la larga nos pasa factura. Yo soy ambivalente en este tema y por eso estoy tan quemada. Soy sensible, pero a la vez tengo el carácter fuerte y por eso las explosiones que sufro de recuerdos me llevan a darme cuenta de la de veces que he estado acompañada de personas tóxicas, convenencieras y manipuladoras. Puedo ser impulsiva y otras miles de cosas pero cuando me entrego es de verdad y para toda la vida.
Comenzando me viene la mente una amistad que quizás yo sobrevaloré por el exceso de confianza. Después de casi un año sin saber nada de ella su recuerdo me vino a la mente y os voy a contar porqué. Anoche ví el video de la boda civil de otra amiga, muy enternecedor por cierto, y me teletrasportó al momento de la boda de esta persona amiga, a aquellas salidas de adolescente, a momentos de confesión plena y risas, a abrazos que hoy me día me hacen pensar que quizás solo fueron ensalzamiento de la amistad. Fue mi amiga, a su manera, veinte y un años.
Confieso que hubiera dado la vida por ella pero hoy en día ni siquiera se molesta en abrir el whasapp y decirme: “Hola Vanessa” o contestar siquiera a los que yo le mando. No espero una llamada suya solamente saber que todo le va bien, pero con su nueva vida en otra ciudad, trabajo y amor no tiene tiempo para resguardar en un hueco de su corazón a las viejas glorias.
 
Siguiendo tengo presente a esa amiga asidua a proyecto hombre que no entiende que por su bien y el tuyo debes de cortar lazos. No es soportable llamadas a deshoras, idas y venidas borracha a casa con mis hijas delante. Es una lástima porque es una persona guapísima, desinteresada, una triunfadora en el trabajo y una desgraciada en la vida familiar y sexual. No consigue mantener ninguna relación porque es infiel por naturaleza. Siempre está a la búsqueda del hombre perfecto y ese no existe. No sé si las desavenencias familiares en la infancia o la educación en el Liceo Francés, conozco a varias personas nocivas que estudiaron allí, le inculcaron valores equivocados y el odio no contenido. Fuimos amigas quince años pero a periodos. Su perdida no me duele tanto como la primera.  
Hombres tóxicos y jefes. El primero cuarentón y misógino perdido. Maleducado, niño rico al que no le ha faltado nada en la vida y que ni siquiera es capaz de dar un buenos días mañanero. Confeso en momento de bajón que se medica con Transilium y lleno de complejos pero que camufla con dinero y trajes de Hermenegildo Zegna. Es jefe por imposición paterna y no por méritos propios.
El segundo un poco más joven, ingeniero  industrial y con complejo de profesor. De esos que se creen que lo saben todo y te menosprecian solo por esa razón. Te han contratado porque te han visto mona y quieren que seas su florero. Esta persona venía borracho muchas veces a trabajar y varias ocasiones dejó su anillo de casado en hoteles a los que debía de llamar para recuperarlo.
Dejar de trabajar en ambas empresas fue lo mejor que me ha ocurrido en la vida.

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