Estoy de funeral...

Debo confesar que de nuevo soy una victima más, complice y participe, del apocalipsis de la obsolescencia programada.

¿Por qué, pese a los avances tecnológicos, los productos de consumo duran cada vez menos?. Desde luego que un producto dure siempre es un mal negocio para las empresas y el trabajo apunta que es práctica habitual crear cosas con fecha de caducidad programada, cuando realmente la tecnología existente permitiría un mucha mayor duración del mismo. Por supuesto, este es un hecho nunca ha sido reconocido por los fabricantes. Pero así de esta forma gastamos dinero, perdemos información, también tiempo y desde luego generamos mucha mala leche. Vivimos en una orgia continua de consumo donde se trabaja para ganar más, para tener más y para comprar más. A mí tanto alimentar deseos ya me da ardor de estómago.

Hoy al año y poco ha “muerto joven” mi ebook. Por lo visto el aparato ha considerado que ya ha sido usado bastante y con bastante se entiende que he leido lo suficiente para poderse apagar solo y sin mi permiso. Siento muchas ganas de llorar porque con lo que me costó conseguir este y la situación que tengo hoy en día no sé cuando podré recuperar mi status y tener otro. Creo que le voy a hacer un entierro en condiciones porque con él se van mis ilusiones…

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