Hasta que los sapos bailen flamenco
Anoche volvieron a estropearlo todo de nuevo. Entiendo que desde fuera sea necesario respetar los espacios de cada uno, pero ante todo es fundamental no romper los contratos verbales que se adquieren en día tras día. Esta pareja en concreto pasa su vida enfrentada con los principios de cada uno y aunque se quieren la rutina ya empieza a hacer mella en ellos.
Anoche de nuevo ella volvió a confiar en su pareja y se quedó con su amigas emborrachándose en un pub cuando el prometió recoger a sus hijas pequeñas, que estaban con su madre. Pero él no acudió, se descentró como siempre le ocurre cuando está solo.
El error fue por parte de ella pero embriagada como estaba creyó en él una vez más. Las recogió ella pero montando tal espectáculo del que todavía se siente avergonzada. Él no apareció hasta bien entrada la mañana.
No volverán a salir de noche más hasta que los sapos bailen flamenco porque esta visto que ninguno de los dos da su brazo a torcer.
El don de madurar es algo que la vida da unos pocos, otros pasan toda ella intentántolo, pero estos dos peterpanes algún día tendrán que hacerlo, digo yo...
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