Lluvia
Son las siete y media de la mañana, el ruido de la lluvia me ha despertado.
Odio la lluvia desde que te fuiste tan lejos, que te convertiste en algo inalcanzable para mí.
Estamos a principios de mes, han pasado exactamente quince días desde que me dejaste... quince malditos días que ya no me abrazas, ni me besas... quince odiosos días que ya no siento el calor de tu cuerpo ni la agitación de tu pecho cuando haciamos el amor.
Recuerdo que siempre hablaba mal de tu dios y era lógico, pues yo me sentía más identificada con otros pensamientos mucho más libertarios. Pero qué importa eso ahora: ya no estás y sin tu presencia el mundo vuelve a ser el mismo infierno deprimente y desolador.
Odio la lluvia desde que te fuiste tan lejos, que te convertiste en algo inalcanzable para mí.
Estamos a principios de mes, han pasado exactamente quince días desde que me dejaste... quince malditos días que ya no me abrazas, ni me besas... quince odiosos días que ya no siento el calor de tu cuerpo ni la agitación de tu pecho cuando haciamos el amor.
Recuerdo que siempre hablaba mal de tu dios y era lógico, pues yo me sentía más identificada con otros pensamientos mucho más libertarios. Pero qué importa eso ahora: ya no estás y sin tu presencia el mundo vuelve a ser el mismo infierno deprimente y desolador.
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