Me gustas muñeco...

A mi hombre lo apodan de muchas formas, pero la que me gusta es el sobrenombre de "muñeco". La asocio con tantas cosas que me trastorno y me dejo llevar por una en concreto donde lo imagino como mi propio muñeco hinchable. Y no se equivocan con el apodo porque es un muñeco por la dulzura, por su forma de querer, por su tamaño cómodo y manejable, que es el mio también y por ser único entre todos los hombres del mundo.

Me gusta ser "la muñeca", porque quizás me hubiera gustado haberlo sido y haber jugado de pequeña con otros de niños y niñas haciendoles reir, nada de llorar. También porque a veces saco esa frialdad de la porcelana y siendo así todo tendría sentido, culpabilidad para la volubilidad de la muñeca, caprichosa soy pero dulce también.

La verdad que somos unos muñecos atípicos, él y yo, quizás tenemos un punto siniestro pero nos complementamos como nadie y lo digo para que no se queje de que se lo digo poco: Te quiero mucho Carlos, muchísimo!!!

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